domingo, 22 de febrero de 2009



Cuando uno hace estallar un cristal, es muy difícil volver a juntar cada pedazo. Es muy difícil en todas esas rajaduras, agujeros, manchas, marcas que se forma. Encontrar formas perfectas que encajen entre sí. Después se va pegando cada pedacito con la mayor precisión posible, se trata de que quede un cuadro perfecto, sin ninguna marca. Pero es imposible. Es frustrante saber que no va a poder quedar tan perfecto como era ANTES. Ahí es cuando uno empieza a conocer el verdadero dolor, que hay veces que no se puede volver para atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario